8 beneficios de tener un perro en tu vida

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Las personas que amamos a los perros sabemos que estos contribuyen, de alguna u otra manera, a nuestro bienestar y, aunque no sepamos explicar exactamente cómo lo hacen, definitivamente lo sentimos así, ¿verdad? Bueno, no hace falta que lo sepas con certeza, pues hoy precisamente te contaremos de qué formas estos fieles compañeros impactan positivamente nuestras vidas para que no te quede la menor duda: un perro puede hacerte una persona más feliz. Conoce a continuación los 8 beneficios de tener un perro en tu vida.

  1. Nos mantienen activos

Sacar a tu perro por el vecindario, jugar activamente con él o ella o pasar largas horas caminando a su lado son excelentes formas de combatir el sedentarismo y hacer ejercicio, favoreciendo a tu corazón, músculos y cerebro, al tiempo que los dos se divierten y disfrutan de su compañía. ¡Es un gana-gana por donde lo veas!

  1. Nuestro corazón lo agradece

Y no nos referimos únicamente al amor que recibes: Varios estudios han sugerido que tener un perro reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, además de que contribuye a mantener unos niveles apropiados de presión arterial. De acuerdo con la Asociación Americana del Corazón, dentro de una investigación de casos realizada se observó que los dueños de perros demostraron una menor probabilidad de sufrir patologías cardiacas, niveles más bajos de colesterol y presión arterial y una mayor tolerancia del cuerpo ante el estrés. Increíble, ¿cierto? 

  1. Nos ayudan a prevenir o combatir la depresión, la ansiedad y el estrés: 

Los perros son grandes aliados para la salud mental de sus dueños, pues nos ayudan a las personas a prevenir o combatir estados de depresión, ansiedad y estrés: no solo representan un apoyo emocional constante, sino que también se ha argumentado que, al relacionarnos afectivamente con un perro, se aumentan nuestros niveles de oxitocina, serotonina y dopamina, tres neurotransmisores que segrega nuestro cerebro al recibir estímulos relacionados a la sensación de calma, de felicidad y de placer, respectivamente. La liberación de estas hormonas contribuye a controlar nuestros estados de ánimo y reduce los niveles de cortisol en nuestro cuerpo, la hormona vinculada al estrés.

Además de eso, tener un perro en nuestra vida nos demanda salir de la casa para pasearle, lo cual puede ayudarnos a despejar nuestras mentes al ver otros escenarios y evitar los pensamientos negativos que pueden ser más recurrentes al estar encerrados, algo común que se hace cuando se atraviesa por estos estados y que, de acuerdo a profesionales terapéuticos, hay que evitar. 

  1. Nos hacen personas más sociables:

Nuestros perros nos ayudan a relacionarnos con las otras personas y esto es muy beneficioso teniendo en cuenta que el contacto social es un aspecto importante para nuestra estabilidad emocional y psicológica. Sacar a pasear a nuestros perros por el vecindario, subir una foto de ellos a redes o simplemente comentar algo gracioso que hicieron son todas situaciones que nos pueden llevar a interactuar con otras personas o incluso hacer nuevas amistades. 

  1. Reducen la sensación de soledad:

Las personas formamos un vínculo afectivo muy poderoso con nuestros perros, llegándolos a considerar integrantes importantes de nuestra familia que siempre están ahí para brindarnos su compañía y atención. Ya sea que vivas solo o no, con un perro cuentas siempre con la seguridad de que te recibirán al llegar a casa: batiendo la cola de felicidad, tu perro celebrará cada que te vea atravesar la puerta.  

  1. Nos vuelven más responsables:

Como sabes, el cuidado de un perro implica una gran responsabilidad por parte de su dueño o dueña, pues se trata de un ser vivo que depende enteramente de nosotros para asegurarle la calidad de vida que se merece. Entender y asumir este compromiso nos hace reforzar ese sentido que tenemos de responsabilidad y nos convierte en personas más ordenadas, lo cual puede ser positivo al momento de encarar después otros deberes u obligaciones familiares, académicas o laborales. Es por ello que es recomendable para los niños tener mascotas a una edad temprana y aprender sobre esto. 

  1. Mejoran nuestro estado de ánimo

Hay días que son duros, que son largos y en los que solo queremos llegar a casa a descargar la pesadez de esa jornada. En esos momentos, es increíble cómo nuestro perro puede hacernos sonreír y aliviar un poco ese enojo o disgusto que estamos sintiendo al acercarse a nosotros y darnos una mirada tierna o hacer alguna tontería que nos cause risa. No es coincidencia que los vídeos más populares en redes sean en general los de mascotas, pues el efecto terapéutico que tienen sobre nuestros estados de ánimo pasajeros es algo innegable.  

  1. Nos brindan un amor más que recíproco

Por último, pero no menos importante, está el cariño incondicional que sentimos por parte de nuestros perros. Nosotros los amamos y cuidamos y, para ellos, somos su mundo y siempre parecen querer demostrárnoslo: te persiguen por toda la casa, quieren dormir a tu lado, se alegran cuando te ven sonreír y te protegen y cuidan de la forma en la que les es posible. Es un amor perruno puro y fiel que te acompañará durante toda su vida. Es una bella forma de sentirse amado por ellos, ¿no te parece? 

 

Como ves, son muchos los beneficios de tener un perro en nuestras vidas, los cuales nos pueden impulsar a adoptar a este ser tan importante que nos aportará felicidad y cariño; sin embargo, te queremos recordar que esto implica mucha responsabilidad y cuidados. No es algo que se decide a la ligera, por lo que, si piensas hacerlo, ten en cuenta que debes comprometerte realmente a sus cuidados y estar siempre al día con sus vacunas y con sus fechas de desparasitación.

 

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Información de Seguridad Importante:

NexGard® (Afoxolaner) es para uso exclusivo en perros. Las reacciones adversas notificadas con mayor frecuencia, incluyen vómitos, picazón, letargo, diarrea y falta de apetito. No se ha evaluado el uso seguro de NexGard® en perras gestantes, reproductores o lactantes. Usar con precaución en perros con antecedentes de convulsiones o trastornos neurológicos.